lunes, 15 de octubre de 2007

La Educación en Derechos Humanos. Más allá del aprendizaje y de la enseñanza...es una cuestión de Práctica


Los Derechos Humanos (DDHH) son principios inherentes a la persona que posibilitan el reconocimiento y la protección de la dignidad humana, limitan el poder estatal y cuya existencia se reconoce incluso antes de la existencia misma del Estado.

La Educación en Derechos Humanos (EDH), incluye al derecho a la educación, pero va más allá, implica la posibilidad de conocer nuestros derechos y por ende exigirlos, para ello debemos reflexionar con un análisis crítico cuál es el rol que desempaña actualmente la educación, e ir más allá de su mera función instructiva e informativa, pues si bien la EDH se nutre de la capacitación y de la formación, su intencionalidad es la verdadera vigencia y vivencia de los DDHH.

La plena vigencia de los DDHH asegura la construcción de una ciudadanía, el mejoramiento de la calidad de vida y el desarrollo de una democracia participativa real, en base al reconocimiento y respeto de la dignidad humana.

Según Paulo Freire” la educación en y para los DDHH debe ser entendida como una práctica social que aborde el desarrollo integral de la persona en todas sus dimensiones”, es decir, al conocer nuestros derechos (saber), nos permite ejercerlos en la práctica (hacer), y adecuar nuestras actitudes (ser), para ser personas más humanas…

Si bien el pleno ejercicio, y respeto de los DDHH es considerado muchas veces como una utopía, nos dibuja el marco de una realidad que puede ser construida, con el conocimiento, la exigencia y el compromiso de hacerlo posible.

Como afirma Eduardo Galeano, al referirse a la utopía, en su libro “Las palabras andantes”: “Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué me sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.”

Debemos ir construyendo el camino de una realidad en donde cada persona mejore su calidad de vida, y sea respetada por el hecho de ser persona, y valorada en su dignidad.

En este sentido, el papel de la EDH debe ser el de despertar conciencia y dar herramientas prácticas para que los educandos y los educadores en cada encuentro educativo formal o no formal , asuman un rol más activo para una incidencia mutua en cuanto a que conocer es poder, entendido como la capacidad de cambio positivo en las personas y por ende que asegure el mejoramiento del funcionamiento de las estructuras organizacionales tanto públicas como privadas; porque como dice Fernando Savater: “Nos hacemos humanos entre humanos”.

No podemos sólo reconocer la existencia de los DDHH en la relación persona – Estado, ante una situación de violación y la consecuente reivindicación de la restitución del derecho, porque los Derechos Humanos trascienden esa relación.

Los DDHH nos deben permitir ser Mejores alumnos/as, Mejores docentes…, Mejores ciudadanos…., en definitiva Mejores personas en dignidad y en derechos.

La EDH es así entendida como un medio y una finalidad en sí misma, para pensar y repensar nuestra co-responsabilidad de hacer posible la inclusión de sectores excluidos, y vulnerados y dejar de lado la idea de que el conocimiento es solo patrimonio exclusivo de unos pocos afortunados/as.

Todas las personas somos sujetos sociales de derecho y en los múltiples roles que asumimos en nuestra vida, debemos hacer un análisis a la coherencia existente entre el saber, el ser y el hacer, como expresa Freire: “Hay, sin embargo un mínimo tolerado para la coherencia. Yo no puedo proclamar mi opción por una sociedad justa, participativa y, al mismo tiempo, rechazar a un alumno que tiene una visión crítica de mí como profesor”.

Educar en y para los derechos humanos, permite convertirnos en seres sabios y sabias, porque vivenciamos nuestros máximos saberes, transcendemos las simples retóricas de los discursos, y convertimos a los derechos humanos en prácticas visibles.

Todo lo expuesto precedentemente será posible, al universalizar la EDH, que busca que todas las personas conozcan sus derechos, participen del desarrollo de la democracia, entendida como una práctica, y se responsabilicen de la construcción y aplicación de alternativas no violentas de administrar los conflictos, para asegurar la consolidación de la paz, sostenida por una cultura solidaria, en la cual confiemos en el otro y en la otra, como seres capaces de mejorar nuestra calidad de vida, desde el respeto de nuestros derechos.

Pero, en todo este análisis, cuál es el papel que debe asumir el Estado.

El Estado es el responsable de asegurar la promoción y la protección de los derechos humanos. Dicha responsabilidad no puede quedar limitada a la sola firma y ratificación de los instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos, ni a la mera adecuación normativa del derecho positivo nacional, sino que debe posibilitar la existencia y/o creación de políticas públicas que si lo hagan posible.

Sobre todo ha de tenerse en cuanta que la primera dificultad que debe ser abordada como política estatal, es la de asegurar la accesibilidad de todas las personas a la educación.

La necesidad de incorporar la EDH al ámbito formal de manera transversal, obliga a revisar y reformular los contenidos curriculares desde espacios participativos, invitando a el involucramiento de todos/as sus protagonistas.

“Dicha revisión curricular exige relacionar la temática de derechos humanos como con contenidos programáticos, incorporar algunos temas específicos de derechos humanos como unidades didácticas y como actividades extracurriculares e identificar nódulos existentes en el currículo oculto o cultura escolar vinculados a los derechos humanos o derechos del niño (Cfr. Magedzo, sin fecha b)”.

Hacer de nuestra realidad una realidad utópica desde el ejercicio pleno de los derechos humanos, es posible, es necesario para ello hacer un análisis exhaustivo sobre la manera en qué incidimos desde nuestros roles como docentes, o como educandos, posibilitamos que eso real.

Si tenemos que exigir, exijamos una vida mejor, de eso depende cuáles sean nuestras acciones y/o también nuestras omisiones.

Debemos saber que generar cambios positivos no sólo es responsabilidad del Estado, también es nuestra responsabilidad como sujetos de derecho reclamar y proclamar que seamos respetados como tales.

Pensemos que para que puedan avizorarse cambios en el mundo, deben priorizarse los cambios positivos en las personas, como titulares de derechos que deben ser respetados y garantizados, recordemos que los cambios estructurales necesitan primero de cambios personales y la Educación en Derechos Humanos, es la herramienta necesaria y válida para efectivizarlos

Bibliografía

1.-Coordinadora Derechos Humanos Paraguay, Derechos Humanos en Paraguay 2005, Asunción, Paraguay.2005.

2.-Autores Varios, La Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (Ausjal) y el Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Educación en Derechos Humanos, La Universidad por la Vigencia efectiva de los DERECHOS HUMANOS, Caracas, Venezuela. 2006.

3.-Saldivar Insfrán Linneo, Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario. – Asunción, Paraguay. 2002.

4.-Instituto Interamericano de Derechos Humanos, XX Curso Interdisciplinario en Derechos Humanos: Educación en Derechos Humanos. San José, Costa Rica. 2002.

5.-Instituto Interamericano de Derechos Humanos, Fundación Ford, Experiencias de Educación en Derechos Humanos en América Latina. San José, Costa Rica. 2000
















2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola , solo quiero felicitarles x dar mucha importancia a los derechos humanos q hoy en dia se precisa mucho en nuestro pais. Buebo esto es todo y si x favor mepodrian conseguir ladirreccion de nora lezcano para poder contactar con ella. Mi direcion de correo electronico es chamal_05@hotmail.com

Educar desde la conciencia dijo...

Enhorabuena por el post, yo soy autora del libro educar desde la conciencia, pueden darle un ojo a mi blog ;)
http://educardesdelaconciencia.blogspot.com.es/